Un restaurante cualquiera, unos mojitos y la cascada de Santa Clara.
Los cubanos son conocidos por su capacidad de improvisación o de invención como dirían ellos, por su ritmo pausado y tranquilo y sobretodo por su hospitalidad, pero también se tiene que andar con cuidado ya que también son los reyes de la manipulación y la traición. No los voy a culpar cuando se descubre las condiciones y dificultades que día a día tienen que hacer frente para sobrevivir en un país donde predomina el raciocinio y la privacidad económica y social. Viajando por la Habana, cualquiera se puede dar cuenta que todo o casi todo se mueve por interés y simplemente por el simple echo de ser turista, uno lleva el signo del dólar tatuado en la frente aunque en realidad se haga el viaje más austero del mundo. Por eso aconsejo alejarse de la capital y viajar por la Cuba más rural, alejada de los tópicos de la Capital. Este relato sucedió en Santa Clara , la ciudad donde los revolucionarios consiguieron parar a los militantes de Bautista, acabando así con una Guerra anti