Una Histoira de Cangrejos (Cuba)

Uno sabe que está en Cuba cuando, conduciendo por la carretera se encuentra con una diversidad de cosas que seguramente serían impensables en las carreteras de su ciudad. Desde un caballo en medio de la Autopista hasta una persona vendiendo cebollas o patatas. Pues bien, esta historia trata de cangrejos, de lo que puede suceder después de tener que cruzar kilómetros y kilómetros en medio de una carretera plagada de estos cetáceos, no unos pequeños con pinzas compradas en los chinos, no. Unos enormes con unas pinzas capaces de pillarte un dedo y hacerte daño de verdad. 

Concretamente hablamos de los de la familia Gecarcinidae, que se adaptan a la existencia terrestre, es conocida comúnmente como de los cangrejos de tierra.

En Cuba hay varias familias que en ciertas épocas del año hacen unas emigraciones masivas para poner sus huevos en el mar, así pudimos comprobarlo de camino hacía trinidad, una preciosa localidad del sur de esta isla. 




Calle típica de Trinidad




Llevábamos un buen rato conduciendo hasta que unos objetos nos llamaron la atención. Al principio se veía uno, dos, tres, diez... pero al final sólo se le veían a ellos y la carretera acababa englutido de estos bichos.

¿Pero que es eso?

Lo más impresionante fue ver a unos cubanos en plena noche andando provistos de palos y intentando despejar el camino a medida que avanzaban. Sólo decir que andaban con chancletas o simplemente descalzos. Me imagino que ya deben estar acostumbrados a ello pero bueno... yo no se si lo haría.

El caso es que al darlos cuenta de la matanza que estábamos realizando, decidimos parar y bajar del coche, de manera que el camino se despejara y de paso admirar esos seres tan curiosos.


Cuando te acercabas se ponían a la defensiva



Al ver que eso no paraba de ninguno modo, decidimos avanzar... lo sé, no fue un acto muy solidario ni muy ecológico.

Mucha gente me va a odiar con esta foto
Bueno, el caso es que llegados a Trinidad después de perdernos varias veces para encontrar la calle y ya cansados del viaje, nos fuimos a dormir. No fue hasta la mañana siguiente que realizamos el estado de las ruedas posteriores, bien llenas de pinzas y bien reventadas. Por eso se le llaman poncha llantas en Cuba. Estuvimos un buen rato intentando sacar la rueda de recambio y creamos un poco la atracción del día a los viandantes. 

Conseguimos encontrar un mecánico, el cual trabajaba con la agencia de alquiler del coche. Un buen apaño cubano y como si nada hubiera pasada. En ruta de nuevo, dirección Viñales. 

Ya de camino y riéndonos de lo sucedido, se oyó un ruido como de explosión y el coche empezó a ir de derecha a izquierda en plena autopista cubana, un pequeño matiz se tendría que dar para definir lo que ahí conocen como autopista; un carretera llena de agujeros donde la gente circula a unos 120 o 130 km/h. 

Pues bien , la historia de los cangrejos aún no había acabado. Ahí estábamos en medio de la nada, con un calor que abrasaba y con un neumático con más pinta de caracol que otra cosa.  

Nunca había visto nada igual


Nuestro salvador
Así que ya sabéis, si vais a Viñales intentar no coincidir con esta orden de pequeños marcianos con pinzas o sí, seguro que os lo pasareis bien. 

Este vídeo no eramos nosotros pero al menos os haréis una idea de lo que fue eso... me alivia un poco el echo de pensar que no fuimos los solos en matar a unos cuantos de esos pequeños marcianitos. 


Si os ha impresionado lo que estos bichos pueden hacer, tendrías que ver lo que pueden llegar a ha hacer cuando atraviesan un pueblo.


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