Antsirabe y el lago sagrado

Al despertar se entiende por que a esta ciudad se la caracteriza por la multitud de pousse-pousse que albergan sus calles, siendo este el medio de transporte más utilizado en esta región.



 Después de negociar la mejor tarifa para ir a visitar el Lago Tritiva, uno de los lagos sagrados de la zona decidimos ir en 4x4 ya que la opción de la bicicleta, mucho más barata y auténtica no nos convenció mucho. Sí, la verdad es que estábamos un poco vagos.
Leonah y yo
El camino hacía el lago era bastante accidentado y agradecí la elección. Atravesando pueblos y paisajes bastante típicos con sus casas de ladrillo rojo y carros des Zebús. Íbamos parando y saludando a la gente que nos llamaban y nos observaban. El echo de ser un "Vazha" (Extranjero en malgache) hace que no pases desapercibido sobretodo para los niños.








Al final llegamos al lago. Un lugar bastante tranquilo sino fuera por la cantidad de niños que vienen a venderte piedras preciosas (La región es conocida por ello) y la diferencia de precios de entrada respecto a si eres local o extranjero. De todos modos se entiende pero da rabia. Intentamos decir que estábamos casados pero no hubo manera.

El lago se visita haciendo la vuelta por un camino más o menos marcado o incluso se puede bajar a a orilla del mismo. Nosotros no sólo nos acercamos sino que también nos pegamos un buen baño, a pesar del carácter sagrado del lago, pareció no importarles que nos bañaramos desnudos en él. El color del agua era de un azul brillante y en cierto modo daba respecto mirar al fondo ya que es bastante profundo y nunca se sabe lo que puede haber ahí dentro. 
Las vistas desde el lago





Después del baño volvimos a la ciudad para visitar el mercado de artesanía más importante de la región, donde se puede ver a escultores de huesos de Zebús trabajar todo el día para confeccionar objetos para los turistas. Preguntamos y buscamos pero una gran lluvia empezó a caer a media tarde, la cual no paró hasta el día siguiente. Nunca encontramos el mercado pero en cambio aparecimos en el matadero de zebús y en el mercado de comida local. El matadero fue todo un espectáculo no apto paras todo el mundo y ahí estuve grabando hasta que alguién me empezó a decir que no tenia derecho de estar ahí y mucho menos grabar imágenes. Viendo la violencia que reinaba en el lugar con los zebús decidí no discutir e irme tal como había llegado. 








Al día siguiente después de un almuerzo al estilo malgache nos despedimos con Leonah para seguir mi camino hacía Ambositra, siguiendo la Carretera Nacional 7 por el sur.

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