Visitando Rodrigues. Tras los pasos de François Leguat.

A pesar de su pequeño tamaño , con unos 105.78 km2, La isla de Rodrigues ha sido objeto de admiración durante un largo período, ya fuera por razones estratégicas, naturalistas o religiosas.


Cuando Diego Rodriguez desembarco en 1528 no dio mucha importancia a esta pequeña isla situada en medio del Océano Índico, la cual ni tan siquiera figuraba en los mapas portugueses destino a las Indias. Aún así dejo tras de sí el nombre con la cuál sería recordada hasta nuestros días, aún después de la llegada de Holandeses, Franceses y Ingleses. 


Uno de los personajes históricos más representativos de Rodrigues es sin duda el de François Leguat. En una época donde los Hugonotes (Protestantes Franceses) eran perseguidos después del Edicto de Nantes, proclamado por Luis XIV de Francia en 1685, muchos de ellos decidieron emigrar hacía zonas donde poder seguir con sus creencias protestantes y de paso fundar naciones modernas como África del Sur o Norte América. Algunos de ellos, sin embargo buscaron islas desiertas para establecer colonias de refugiados protestantes. Fue así como este Naturalista Francés partió de Amsterdam el 10 de julio de 1960 dirección a la Reunión, la cuál creía abandonada por los Franceses pero en vez de eso fueron dejados a su suerte en Rodrigues el 16 de mayo de 1691 de una manera  un tanto traicionera. 

El caso es que él y otros nueve voluntarios vivieron durante 2 años en la isla, pero al verse completamente aislados del mundo y viviendo en una isla sin muchos recursos intentaron abandonarla, lo cuál consiguieron después de varios intentos rumbo a Mauricio.

El caso es que durante ese período de su vida, François Leguat dejo por escrito en su obra:  Viaje y aventuras de François Leguat y de sus compañeros, en dos islas desiertas de las Indias Orientales: con la relación de cosas más destacables que observaron en la isla Mauricio, en Batavia, en el cabo de Buena Esperanza, en la isla de Santa Elena, y en otros varios lugares de la travesía, el cuál estaba lleno de mapas y ilustraciones de la fauna y flora de la isla, así como de las especies ya extinguidas como las tortugas gigantes y el ave "Solitaria" conocida con el nombre de Dodo.


Mapa del poblado construido por Leguat y sus hombres


Una de las cosas que más sorprenden  del libro es que François Leguat escribió que al llegar a la orilla, habían tantas tortugas gigantes que no se podía andar unos 10 metros sin pisarlas, a parte de la cantidad de Dodos censados y un bosque frondoso y espeso en sus tierras más interiores. Todo ello acabó desapareciendo con el paso del tiempo pero gracias a él quedó constancia de todo ello.

Actualmente una Reserva Natural con su nombre intenta reproducir esa época, intentando con éxito la reproducción de las tortugas gigantes y especies vegetales que antaño poblaban a sus anchas la isla.











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