En la cima de la reunión y un plato de lentejas.

Antes de llegar a la Reunión, uno de mis objetivos era, él de poder observar esa isla desde su punto más alto, el llamado Piton des Neiges. Esta cumbre forma parte del conjunto montañoso de un antiguo volcán, nacido hace unos 5 millones de años, el cuál dio origen a la isla. Actualmente  esta inactivo desde hace unos 12.000 años pero aún existe un volcán activo en la Reunión, el Piton de la Fournaise cuya última erupción data de unos 2 años. 


Su altitud es de 3070 metros, es verdad que en comparación con otras cumbres, no es muy impresionante en cuanto a su altura pero lo más destacado de esta cumbre es el poder observar una buena parte de la isla desde ahí, con unos paisajes dignos de National Geographic. 


Teniendo en cuenta que estamos hablando de una isla tropical cuyas temperaturas pueden oscilar entre los  29 y 32 grados en su parte más litoral, en la cima pueden llegar a -2 o -3 grados según si estamos en el verano o el invierno austral, es decir inverso respecto a España. Las nevadas son raras pero ya han sucedido algunas de importantes como en el 2003 o en 2006, en general podríamos hablar de una nevada cada 3 años.

Aún no he podido tener esa suerte pero ya veremos si sucede algo parecido este invierno aunque de momento puedo confirmar que hace frío allá arriba. 

El Piton des Neiges haciendo honor a su nombre

Bueno como os dije, al fin pude realizar ese sueño de subir hasta los más alto de la Reunión, así que voy a intentar explicaros un poco esa experiencia. 

En la Reunión, si se quiere hacer una excursión para poder observar alguna cosa desde las alturas, lo más conveniente es despertarse pronto, muy pronto, ya que como ya os comenté, hacía las 11 o 12 del mediodía una niebla intensa empieza a cubrir las cimas y al final no se ve un carajo.

Así que después de una noche un poco arrosée a ritmo de Mojitos en la casa, nos levantamos hacia las 6.00 de la mañana, bueno en mi caso a las 4.30 ya estaba despierto, no se si a causa de los nervios o por que todavía estoy en modo de adaptación horaria. Así que una vez listos nos dirigimos a St Denis pra ir a recoger una amiga y ya rumbo a Cilaos. 

Para llegar a Cilaos se debe tomar la carretera llamada, la carretera de las 100 curvas, la cual se retuerce una y otra vez hasta llegar a esta localidad reunionesa conocida por sus lentejas y su vino. 


El famoso túnel de la carretera a Cilaos

La verdad es que impresiona

Las curvas interminables
Cilaos proviene del nombre malgache Tsilaosa, o de donde uno esta o se siente seguro, debido a que como ya os expliqué de Mafate, el otro circo de la Reunión, muchos esclavos consiguieron escapar hacia las zonas más elevadas de la isla y por lo tanto más inaccesibles. La gente del lugar dice que Cilaos significa el lugar donde uno siempre vuelve y cuando uno lo visita comprende que es posible ya que sin duda es uno de los lugares más idílicos de la Reunión. 

!Casi listos¡

El centro de Cilaos


Cilaos desde el comienzo de la excursión




Después de 3 horas de camino llegamos al fin al refugio que se encuentra a 1h50 de la cima. El camino no fue duro pero teniendo en cuenta el desnivel y el peso que llevaba en la mochila no fue del todo placentero tampoco.

Ya veo el refugio

Al final llegamos


El refugio era el destino de mis amigos, yo llevaba en mente el poder dormir arriba, en la cima de mi nuevo hogar, para ello iba bien equipado ya que sabía que podía hacer realmente frío así que mejor estar preparado. Así que, con cierta pereza, despedí a mis amigos para continuar en solitario las casi 2h de subida que me quedaban para poder observar la puesta de sol antes de instalar mi campamento base.



El camino en solitario

La luna

La primera imagen de la cima antes de la puesta de sol
Reconozco que lo pase mal en esa subida, seguramente debido a la pausa de 40 minutos en el refugio, pero el peso de la mochila empezaba a hacerse realmente pesado. 

Así que ya por fin llegado a mi objetivo me dispuso a montar la tienda y poder observar la puesta de sol con toda tranquilidad. Una persona me dijo que entre la puesta y la salida del sol, prefería la puesta de sol y la verdad es que coincido con esa idea. El contraste de colores y luces es mucho más impresionante. 













Una vez el sol se despidió con un escenario de lo más colorido me sorprendió el despertar de la luna, roja y llena entre las nubes. La verdad es que reconozco la suerte que tuve al poder contemplar ese espectáculo con tan buen tiempo, bien despejado y sin viento. 








Una de vez se hizo de noche pude comprobar el paisaje lunar que se observaba a mi alrededor. El color rojizo de la roca volcánica daba la impresión de estar en medio del satélite terrestre y me podía sentir como Neil Armstrong andando por primera vez en dicho lugar.   






Un poco de frío si hacía
Después de una noche de ensueño, me desperté hacía las 4h30 de la mañana con unas ganas tremendas de ir al baño, después de debatir el simple echo de abandonar el calor del saco de dormir, decidí despertarme y prepararme para observar el despertar de la isla. Fue divertido observar todas las luces de los frontales de toda la gente que adormecida abandonaba el refugio para emprender el camino hacia la cima. Afortunadamente yo ya estaba ahí. 




Después de esta gran noche quedaba aún las 5h de vuelta, pero con un esfuerzo que valía la pena... pero ahora sólo pensaba en el restaurante que nos esperaba y el merecido descanso de una buena siesta. 

Las famosa lentejas de Cilaos

Un buen plato de entrantes Criollo

!Buen provecho amigos¡
Y una buena siesta frente al conocido Mare à joncs de Cilaos, aunque no tenga nada que ver con la imagen de carta postal, pues tampoco estaba tan mal como escenario de  tal merecido descanso. 

Mare à joncs



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