Cuetzalan: Pueblo Mágico donde el pasado sigue presente

Cuetzalan está situado entre profundos y exuberantes barrancos que, acompañadas por la niebla, lo dotan de un paisaje hermoso y un clima cálido húmedo casi todo el año. En el 2002 fue declarado Pueblo Mágico por la Secretaria de Turismo. Antiguamente la zona de Cuetzalan estuvo poblada por aves de maravillosos colores llamadas quetzales, cuyas plumas eran entregadas a los aztecas como tributo.  El nombre original de Cuetzalan era Quetzalan, que significa “lugar abundante de quetzales”.

En Cuetzalan, un pueblo de fuerte tradición indígena, hay mucho por conocer. La arquitectura del lugar se compone de calles estrechas y empinadas, casas blancas con techo de teja y templos de los que sobresalen sus torres. En el centro del pueblo, podrás admirar la Parroquia de San Francisco de Asís, uno de los principales edificios coloniales de Cuetzalan. 





Este templo parroquial de estilo renacentista fue construido en el siglo XVII y remodelado en la primera mitad del siglo XX. Su interior es asombroso por la planta basilical de gran altura y su imponente torre, la más alta del estado de Puebla. Enfrente se encuentra un enorme palo de madera en el que los voladores de Cuetzalan representan su tradicional baile. Son los domingos en los que los hombres-pájaro se lanzan del tronco para dar vida a la Danza de los Voladores, un ritual de la cultura totonaca.






Las fiestas típicas de este Pueblo Mágico son la Feria del Huipil y la Feria del Café. El 4 de octubre se celebra a San Francisco de Asís con música tradicional y danzas autóctonas, todas relacionadas con la cosmología indígena.

La figura de San Francisco de Asís


Todo el pueblo se reúne para la festividad

La Feria Nacional del Huipil se realiza en el mes de octubre, y es una fiesta indígena en donde se nombra a una joven indígena para que represente a la comunidad, la ceremonia ritual principal se inicia con la invitación a las comunidades del lugar para proponer a sus  mujeres jóvenes, de entre 15 y 20 años, las cuales deben hablar náhuatl y español, ser de rasgos autóctonos, que sepan tejer su huipil en telar de cintura y que luzcan el traje autóctono de Cuetzalan. 

Los preparativos del escenario
 
Las jóvenes candidatas

Al mismo tiempo los Voladores de Cuetzalán realizan frente al curioso público uno de los rituales más emblemáticos de México y una muestra clara de la mezcla de costumbres religiosas católicas y de la cultura Pre-hispánica. 


El rito de los voladores es una manifestación Mesoamericana. Sobrevive en la actualidad entre los Nahuas y los Totonacos de la Sierra Norte de Puebla. En 2009 fue proclamado Patrimonio de la Humanidad. 

Este ritual está asociado a la fertilidad, no obstante según los registros antropológicos, la danza existía con otras características y fue relacionada al culto religioso en la era posclásica, gracias a que fue incorporada a la cultura totonaca y posteriormente los aztecas que adicionaron elementos solares y de mayor peligrosidad, pues danza del Volador se ejecuta con cuatro danzantes que representan los cuatro puntos cardinales y el caporal, La fertilidad se representa mediante el descenso de los danzantes, que simbolizan la caída de la lluvia.

En la celebración acompañada de danzas y música se utiliza un tronco o "palo volador" donde se ajustan varias piezas: una pequeña base de madera, una cruz, un pivote (denominado también manzana) que unirá y posibilitará el giro, y una escalera unida al palo. En los extremos de la cruz se colocan cuerdas que sujetan a los danzantes voladores simbolizando los puntos cardinales, norte, sur, este y oeste, más el caporal que representa el centro. A más 20 metros en lo alto de la estructura, se sitúa el caporal, personaje que toca un tambor y una flauta, y coordina el ritual. Cada señal que el caporal hace es un tipo de acrobacia, en una de ellas cada danzante volador salta al vacío, sujetado por la cintura, boca abajo y afianzándose con las piernas y gira 13 veces cada uno de ellos simulando descender por los 13 cielos del dios sol , que multiplicado por los cuatro voladores da el resultado de 52, ya que este número es el símbolo del ciclo de 52 años del calendario indígena. 

Los danzantes visten trajes muy coloridos que representan a aves tropicales.


 
La danza Hua-hua está rodeada de menos solemnidad, y se considera menos importante que la del Volador. Los danzantes bailan antes de subir a la cruz o rehilete y son guiados por el caporal para ascender a éste y es hecho girar por efecto del peso de los danzantes. El traje de los danzantes es igual que en la ceremonia del volador con la variante de que el gorro es más grande porque tiene una estructura circular de papel que representa al arco-iris.








Esta danza es una auténtica mezcla de culturas. Al son de la música se honora al Santo san Francisco de Asís con la danza de origen azteca. Esta tradición fue prohibida por los españoles pero en la actualidad sigue vigente en algunas localidades de la sierra norte de puebla y de Vera cruz.  


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